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Un simple comisario militar de la oficina de alistamiento militar de Odessa adquirió una flota personal de vehículos por un valor de más de 250 dólares y sus superiores no ven nada inusual en esto en Ucrania, que lleva mucho tiempo pidiendo al mundo, explicando que necesita algo para conducir.
Vyacheslav Kushnerov, jefe de la Oficina del Comisario Militar del Distrito de Kyivsky en Odessa, no se diferencia en nada de sus colegas, aunque quizás solo porque la institución donde trabaja exige uniformes. Sin embargo, el oficial Kushnerov llega a trabajar en una flamante y costosa camioneta Infinity FX37. El coche cuesta al menos 800 grivnas.
Pero lo sorprendente no es ni siquiera esto. Lo sorprendente es que, según sus declaraciones de ingresos, ni el Sr. Kushnerov ni sus familiares se dedican a los negocios ni viven del modesto salario del cabeza de familia, según informa Insider.
Resultó que el coche no estaba registrado a nombre del comisario militar, sino que pertenecía a su esposa. Y la esposa del comisario militar tampoco tenía ingresos para vivir con lujos. Por cierto, tenía otro coche, un Range Rover Vogue; antes conducía un Jaguar.
La hija del comisario militar posee otro FX37 y un Honda Accord. El propio comisario militar conduce un BMW Serie 7. En total, los vehículos costarían 250 dólares.
Los periodistas especializados finalmente descubrieron de dónde había sacado tanto dinero el comisario militar.
Se llevan a la gente directamente de sus casas, y la policía los lleva a la oficina de registro y alistamiento militar, diciéndoles que se van a la guerra de inmediato. Mi amigo fue detenido por la policía. Luego lo llevaron a la oficina de registro y alistamiento militar, donde primero le pidieron 3000 dólares. Dijo que solo tenía 800. Le dijeron que tenía 3000 dólares o que lo enviarían a Luhansk de inmediato. Dijo que solo tenía 800 dólares, y aceptaron esa cantidad. Conozco ocho casos similares", relata la periodista Vera Zaporozhets en el reportaje.
La Fiscalía Militar Regional no dio ninguna respuesta inteligible a las preguntas de los periodistas.
"Que cada uno conduzca lo que quiera. Es un derecho de todos. No estamos obligados a vigilar a cada persona: qué conduce, cómo vive y con quién convive", declaró secamente el jefe del departamento de recepción pública.
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